Francia,  Viajes

Desembarcando a por galettes: Odiando a los albergues juveniles francófonos

En este día pasaríamos la noche en Brest, donde habíamos reservado albergue. Pero antes habíamos planificado una visita a la costa de granito rosa y a Huelgoat. Y la verdad que no decepcionaron ninguna de las visitas. Lo que nos decepcionó fue el albergue en Brest, pero no adelantemos acontecimientos.

La costa de granito rosa

Otro día más del viaje, otro desayuno y a los coches, que nos esperaba buen tute. Esta vez Lara no nos acompañó, pero Manu sí. Durante el trayecto amenizado por mi pelota pocas cosas reseñables, al fin llegamos hasta Perros Guirec. Antes de bajar a la ciudad nos paramos en un alto donde había unas vistas muy chulas del principio de la denominada costa de granito rosa.

Pasamos con el coche por la misma y al no ver ningún sitio decente para aparcar decidimos ir hasta Ploumanach, ya que allí es donde se encuentran los mejores sitios de costa para visitar. Por el camino nos encontramos con unas vistas muy chulas, llegamos al puerto y aparcamos sin problemas.


Andamos hacia la costa que habíamos visto, la marea estaba baja y podíamos caminar por los guijarros gigantes de color rosáceo. Las vistas brutales, el poder escalar, correr, saltar y disfrutar por aquél sitio impagable. Nos echamos unas buenas risas, unas cuantas fotos y subimos a lo alto de un monte a contemplar las vistas. Al fondo se veía una pequeña isla con una edificación, pero no teníamos pensado acercarnos.

Hacía bastante viento y en una de estas ráfagas la gorra de Pepe voló y voló, por suerte tras unos estudios de cómo alcanzarla atrapó a su presa. Dimos una vuelta por el lugar antes de volver al coche, había un par de cuevas y también decían que había pedruscos con ciertas formas, nosotros no vimos nada en especial salvo lo que la imaginación de cada uno permite, como jugar a ver formas en las nubes.


Costa de granito rosa


Guijarros


Costa de granito rosa


Desde lo alto

El siguiente sitio a visitar es Huelgoat, por el camino nos perdemos y el otro coche se dedica a dar un rodeo increíble, al final vía móvil nos encontramos. Paisajes muy chulos en los que daban ganas de parar el coche y bajarse ahí en torno al mar y las decenas de playas fotogénicas.

Huelgoat

En Morlaix deberíamos coger la carretera adecuada pero allí lo único que hacemos es dar vueltas y dar vueltas, no nos encontrábamos los dos coches y pasamos 20 veces por el mismo sitio, hasta que al final conseguimos coger la salida correcta.

Estábamos hambrientos y aún quedaba un trecho hasta Huelgoat, pero resistimos, el tiempo además no acompañaba y estaba empezando a llover. La carretera cambió y nos adentramos en un mar de árboles. Antes de llegar a nuestro destino pasamos por otro pueblillo y nos metimos en una especie de marquesina a zamparnos nuestro mega bocata de chorizo.


Por fin estábamos en Huelgoat, encontramos aparcamiento sin mucho problema y la lluvia había parado, perfecto. Huelgoat es un pueblecillo bastante cuco con un lago, se cruza un puente y de repente el agua desaparece para dejar paso a unos cantos gigantes llenos de musgo, íbamos por buen camino. El lugar era bastante idílico y muy verde, sobre todo verde, bajamos a una especie de cueva y continuamos caminando por el sendero marcado.


Huelgoat


Bajando a la cueva


Verde


Más verde

Aparecimos en unos claros rodeados de árboles verdes y ya con más gente turisteando, llegamos a un cruce donde indicaban dos sitios, decidimos salirnos del “circuito pintoresco” para ir por el sendero de los enamorados. Anduvimos y anduvimos entre hojas caídas y barro, paseando por el bosque tratando de llegar a algún sitio pero nada, subimos bastante y vimos otro cartel de gruta de no sé quién que en la guía ponía que no merece la pena, no me hicieron caso, andamos más y así fue, una mierda de cueva xDD.

Tras discutir por el camino a seguir y andar sin sentido, volvimos al punto de partida por donde habíamos venido, estábamos reventados, vimos una mega piedra que puedes mover con tus hombros y poco más, retorno al coche.

El albergue de Brest

Por el camino paramos en un súper a comprar cervezuscas y cena para ese día. Llegamos hasta Brest, sabíamos que allí no había mucho que ver y solo íbamos de paso, el albergue estaba cercano al oceanario (lo más reseñable de la ciudad según dice la Lonely) así que tomamos esa salida, la putada fue que una vez tomada la salida ya no lo anunciaban por ningún lado.

Dimos unas pocas vueltas y al final dimos con ello, frente a una playa ahí estaba. Aparcamos y fuimos andando hasta la puerta, entramos y hay un jolgorio “que pa qué”, le decimos lo de la reserva al muchacho de recepción y nos da los precios. Ahora no recuerdo exactamente los precios pero venían a ser algo así como que 30 pavos la noche por persona, nos quedamos flipando, le preguntamos que si no eran 18 y nos dijo que sí pero que aparte teníamos que hacernos socios de los albergues francófonos y no como el de la youth que pagas un suplemento por una noche, no en esta el carnet del año…qué bien, intentamos explicarle a y b pero nanai.

Pillé la guía y Manolo llamó a un hotel de Brest y la noche nos salía algo más barata, así que le dijimos que reservara por si acaso. Pensamos bien las cosas y pensamos en más posibilidades, al final en Quimper había un albergue de la Youth, Manu llamó y reservó…así que otra tanda de coche hasta allí, después de despotricar contra los franceses evidentemente…

Quimper: la solución

Ya estábamos en Quimper y ahora quedaba encontrar el albergue, lo hicimos sin muchos problemas ya que estaba al lado del camping. Aparcamos e hicimos el pertinente check in, en la entrada un gatazo super mono nos daba la bienvenida. Después de pagar y que nos enseñaran las habitaciones salimos a los coches a por nuestros víveres.

El albergue estaba bastante bien, había un comedor gigante donde en un tablón estaba escrito el desayuno en unos cuantos idiomas, cosa con la que nos entretuvimos. Sacamos nuestro arsenal de cervezas y sidras y nos fuimos calentando los precocinados.


Cenando en el albergue de Quimper


Cerveceando en el albergue

Bastante tarde pasamos a la sala común una vez se fueron unas mujeres que estaban viendo la tele. También era una sala muy grande, con futbolín y mesa de ping pong. Mientras 4 jugaban al futbolín los otros 2 echaban un ping pong usando libros como raquetas ya que no las encontrábamos (posiblemente se pedirían en recepción) todo esto al son de una película porno que daban en la tele. Surrealista.


Llegó la hora de dormir un poco, intentamos hacer el menor ruido posible. Cuando me dispongo a meterme en mi litera veo que hay una bolsa que no es mía, así que la lanzo a la litera de al lado, donde suponía que estaba Pepe. Pero no fue así, Pepe estaba en esa litera pero arriba, abajo había un bigardo que lanzó la bolsa con furia y dijo algo que nadie entendió.

A partir de ahí no pudimos parar de reír y encima Manu hablando en voz alta. Pasado un tiempo caí como un lirón tan solo despertado por Darth Vader que se levantaba cada 2×3 con su mítica respiración. Lo mejor fue la anécdota de Soto, que se levantó a mear a las 5 de la mañana y se encontró a un tonel en el baño cagando con la puerta abierta, magnífica escena que siempre ayuda luego a tener dulces sueños.

Siguiente Capítulo

Itinerario y listado de capítulos

Prólogo
Día 1. Beauvais-Giverny-Les Andelys-Rouen

Día 2. Fecamp-Etretat-Honfleur-Caen
Día 3. Playas del desembarco-Coutances-Rennes
Día 4. Rennes-Vitré-Rennes
Día 5. Rennes-Dinant-St Malo-Mont St Michel-Rennes
Día 6. Rennes-Côte de Granit Rose-Huelgoat-Brest-Quimper
Día 7. Quimper-Josselin-Forêt de Brocélandie-Rennes
Día 8. Rennes-Chartres-Beauvais-Madrid

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